LUCÍA, ENTRE VIDA Y MUERTE

 

LUCÍA, ENTRE VIDA Y MUERTE

 

Naciste entre vida y muerte,

capullo malherido y sangrador,

obstinado y demasiado encallado

en el sufriente vientre materno,

negándote al encierro en pañales,

burlando bravía, parteras y parteros.

Llegó una señora muy señora

y te sacó a todo trance metálico

de la materna cueva, desangrándose,

con apabullantes tenazas torturadoras.

 

 

Lucía, resplandor de noche insensata,

luz vacilante de deseos inconclusos,

silenciosa y parca en ausentes chillidos,

rompiendo olas entre súbitas tinieblas,

en suspiros colmados de negras soleás,

en temblores paternos, latigazos del alma,

retando tantos años de peleas desafinadas,

tantas heridas disfrazadas de quejidos,

tantos sueños en vilo sin derrotar,

tantos mundos igualados por compartir.

 

Lucía, naciste hemorrágica para vivir,

desafiar cuidados intensivos,

armar jaleos harto subversivos,

despejar tiempos de perros santificados,

amar a rojos chupetes desgarrados,

y despreciar falsas caricias obsequiadas.

Principiaste en el caos para convivir

dolores sin tregua, ansias multitudinarias,

para regalar mieles preñadas de luz,

iluminando de sangre mi viejo féretro luchador.

 

Jean Ortiz

el 24 de junio del 2013

a las cuatro de la mañana