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03/06/2012

Las noches desveladas

PARA GERARDO EN SU CELDA
y para la hija de la maestra

 
Las noches desveladas son
las más reparadoras,
las que poco reniegan de la lucidez.
El Capitolio, corazon desquiciado de Toulouse,
a las cinco de la mañana,
cobija una humanidad insegura;
después llegan los limpiadores,
una humildad callada, noble de tanta precariedad.

Andaba jadeante y tembloroso,
frente al metro boquiabierto.
En el umbral de la librería
dos jóvenes se desamaban gritando;
siempre lo mismo: sombra y sol,
a cualquier hora del día puedes torear de verdad,
o abandonarte a desmayos hipócritas,
a falsedades más reales que la verdad.

Pasé por mi pequeña España: el barrio Saint-Michel,
el de los soberbios exiliados republicanos españoles,
donde malviví aquel camino de cruz: "turboprofesor",
de tren en tren, de rabia en rabia, de golpe en golpe,
levantándome a la hora de los obreros de la basura,
los que hablaban idiomas de allá, como míos.

Tras horas de insonmio, la autopista se multiplica,
se desdobla: estás en ella sin estar, buscando los rieles, la vieja "dos caballos".
Toulouse. En cada rotonda un cambio de vida posible y te niegas a desamar,
a desarmar maquis íntimos, esperando ausentes palabras transoceánicas.
Hay noches donde el vacío memorial no se colma de esa ausencia presente.
La reniegas en falso, pero al abrir el recuerdo de su pecho,
 te cierra las palabras.

Estaba dando vueltas buscando el camino de Argeles
para intentar volver o Argelos, tratando de regresar,
tras tantas emboscadas descorridas,
tantas puñaladas militantes, fraternas y hasta altruistas,
para atracar al que quise como último embarcadero,
al que nos prometimos, y recién lo reiteramos, en grandes tempestades.
Quisiera volver a encontrar aquellos besos espigados,
y la pared donde trepaste, aquel poemario ensalmador,
pero el silencio enloquece cuando no es callado,
y sigo dando vueltas...como molino enajenado,
embarrado y burlesco, buscando tu pueblo...

Me obsesionan las palabras tuyas Gerardo,
alabando poemas nuestros desde el fondo de tu mazmorra californiana.
El poeta eres tú Gerardo,
condenado a más de dos "perpetuidades",
sin amor, sin visitas, acusado de "intención" de terrorismo.
Sólo "intención", como mi búsqueda enamorada ,
por ser "agente cubano", eslabón de aquellos "cinco" encarcelados,
más libres que cualquier máscara espejista del puto "mundo libre".
Los desalmados del Norte criminalizan hasta las intenciones,
como otros crucifican a los nuevos herejes, a los utopistas,
a los "populistas", a los revolucionarios, siempre "arcaicos", claro.
Ese "arcaísmo", utopía prematura, será la realidad de mañana.
¿Qué queda de nosotros Gerardo en esta noche lluviosa, aqui en Toulouse?

¿Tú y yo, solos? Tú en una celda. Yo calle 70.
Una voluntad de lucha comunista, inclaudicable.
El no rendirse jamás, aunque exhausto.
Pero el combate a veces se viste de luto,
tocan a rebato sin sonido,
y nos quedan palabras enturbiadas,
encrucijadas tramposas del decir y del hacer,
nuestra soledad compartida como hermana bandera,
huérfana de muchos sentimientos de aquellos años de "la Sierra".

Arranquemos las máscaras de una vez Gerardo. ¡"Sierra" para siempre !
No nos quedemos cortos frente a los actos.
La dignidad y el dolor merecen redención, presencia y cariño.
Cuando el éxodo de Mariel, por mi calle pasaron muchas desgracias,
y Fidel se creció como nunca. Mariel, como un nombre de mujer.
Aquella noche abandonada, cuando me llegaron tus palabras,
el vacío me fascinaba, y soñaba lo imposible: el vértigo,
mis calles de la Habana, posibles calles de mi mañana,
pero tomados de la mano, eso si, esa mano que tanto me duele,
hasta querer desangrarme.

Le prometo esta noche unas bodas imprescindibles,
con tu tierna presencia Gerardo, intencional, deliberada,
puño y amor en alto. Con Fidel, Camilo, Nicolás, El Che, Silvio, Alejo,
y René, mi pintor de los carnavales, de las mujeres floras, de tantos escalofríos dolorosos.
Un dolor puede parir mundos nuevos.

Jean Ortiz
a dos de junio del 2012

Commentaires

Non, l’amour n’est pas mort en ce cœur et ces yeux et cette bouche
qui proclamait ses funérailles commencées.
Écoutez, j’en ai assez du pittoresque et des couleurs et du charme.
J’aime l’amour, sa tendresse et sa cruauté.
Mon amour n’a qu’un seul nom, qu’une seule forme.
Tout passe. Des bouches se collent à cette bouche.
Mon amour n’a qu’un nom, qu’une seule forme.
Et si quelque jour tu t’en souviens
Ô toi, forme et nom de mon amour,
Un jour sur la mer entre l’Amérique et l’Europe,
À l’heure où le rayon final du soleil se réverbère sur la surface ondulée des vagues,
ou bien une nuit d’orage sous un arbre dans la campagne,
ou dans une rapide automobile,
Un matin de printemps boulevard Malesherbes,
Un jour de pluie,
À l’aube avant de te coucher,
Dis-toi, je l’ordonne à ton fantôme familier, que je fus seul à t’aimer davantage
et qu’il est dommage que tu ne l’aies pas connu.
Dis-toi qu’il ne faut pas regretter les choses : Ronsard avant moi
et Baudelaire ont chanté le regret des vieilles et des mortes
qui méprisèrent le plus pur amour.
Toi quand tu seras morte
Tu seras belle et toujours désirable.
Je serai mort déjà, enclos tout entier en ton corps immortel, en ton image étonnante
présente à jamais parmi les merveilles perpétuelles de la vie et de l’éternité,
mais si je vis
Ta voix et son accent, ton regard et ses rayons,
L’odeur de toi et celle de tes cheveux et beaucoup d’autres choses encore vivront en moi,
Et moi qui ne suis ni Ronsard ni Baudelaire,
Moi qui suis Robert Desnos et qui pour t’avoir connue et aimée,
Les vaux bien ;
Moi qui suis Robert Desnos, pour t’aimer
Et qui ne veux pas attacher d’autre réputation à ma mémoire sur la terre méprisable.

Écrit par : de passage | 04/06/2012

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