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04/06/2012

Mi "desdicha enfermiza"

  ¡ SÉ  INFELIZ,  COÑO !

Necio el que quiere ser feliz solo,
estrella presumida en un cielo recatado;
iluso quien pretende ser feliz olvidando;
¡bienaventurados esos  farsantes
rompedesdichas !

La "desdicha enfermiza" es el rechazo
del ombligo como centro del mundo,
de la orática felicidad de un astro solitario,
aquel yerro tan abismal e iluso.

Reinvindico la "desdicha enfermiza"
como el rumbo seguro que me dejó mi padre,
como las penas de todos los chingados,
de las madres palestinas, de los indocumentados,
de los sin tierra, sin techo, sin voz,
aguantando el temporal con la sonrisa tierna
de los que aún creen en horizontes colectivos,
y aún cantan por milonga o solea.

El revolucionario puede alegrarse llorando
hasta llegar a la cumbre de la epopeya,
al alma nueva, a la ética compartida,
hasta poder por fin dormir,
esperando que amanezca bonito.

En la "desdicha enfermiza",
triste de tanta lucidez,
acechan sueños de felicidad conjunta,
como futuros abiertos,
y fantasmas anhelados de justicia social.

¡Pongamos la desdicha al servicio de la felicidad !
¡Qué se junten alegres todas las desgracias!
Para el "infeliz enfermizo", la felicidad se colectiviza,
o no sirve.
Ser "desdichado crónico", es mirar con los ojos de todos,
y desenmascarar a los Judas de la "felicidad saludable".

Jean Ortiz

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