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24/05/2012

Poema a mi hermano y a su cuerpo muerto

Poema a mi hermano Enrique
(nuevo poemario)

Entré en tu "Esclerosis Lateral Amiotrófica",
sabias palabras, más cuerdas y menos dolientes
para decir: "enfermedad de Charcot".
Charcot, un nombre como una burla
un misterio
una película muda
un mundo gélido

¿Quién fue aquel poeta,
aquel explorador
que dio su nombre a esa caída sin fin?

Entré, pero sin entrar:
ya no había espacio
para tan rara función

Día tras día se fueron despidiendo los miembros, los músculos,
las entrañas, los pulmones
Respirar: en cada aliento, una hazaña

Hermano, medio limón,
crucificado,
momificado,
motorizado,
eternamente inmóvil,
Hermano encerrado en tu cuerpo ya invertebrado,
espíritu libre en su cautiverio,
quise compartir hasta el final
tu soledad con compañía,
tu insoportable lucidez
de chilotito tierno,
de milpa entrañable

Hermanos bromeando juntos
para olvidar el imposible olvido
esperando el final de la función,
dándole la bienvenida a cada mañana ganada,
a cada noche congelada

Contigo, se me va la última raíz,
el último recuerdo:
el padre, nuestra infancia fría,
nuestra juventud comunista,
nuestras travesuras en los montes,
el trinar de los pájaros,
nuestros sueños desmedidos y sencillos.

Moriremos juntos
al alimón,
para seguir respirando,
guiñándole al payaso
Le clown va mourir

Claro que si Alfons: entre el dolor y la nada,
me quedo con el dolor.


Jean Ortiz, 1/02/2012

Palabras para Francis

 

Palabras para Francis

 
 

 

Ayer, domingo 5 de febrero del 2012,

 se suicidó Maurice,

 el compañero de utopías marmandianas.

 Murió aquel militante exquisito,

 dulce cual chirimoya habanera.

 
 

 Ganaron las sombras y el hielo.

 La muerte no vale nada.

 "Un absurdo posible", diría Benedetti;

 un orgasmo invertido.

 
 

 Los guerrilleros la enfrentan de verdad,

 con esa alegría de faena grande,

 la torean alegorizando,

 de pie en inmortal querencia.

 
 

 El lenguaje, como el guerrillero,

 no se raja, no se rinde.

 Es un explorador de mundos inauditos;

 cambia la muerte en fuente revoltosa,

 abre camino de angustia costera,

 de bellezas sin peinetas,

 de estrellas preñadas de Morente.

 
 

 El lenguaje, paladeado en duermevela,

 en el andén de estaciones nocturnas,

 en los bares perdidos de barrios azulejeados,

 en las camas cansadas de tanto arrimarse,

 en sábanas roídas de tanto tirarse a porta gayola...

 

 Cuántas veces me hiciste aficionarme

 a valores que no se cotizan,

 a guerrilleros cimarrones,

 a rojizas palabras revolucionarias,

 a horas sin fonemas,

 escuchando frases vagamundas,

 soñando un futuro de sonidos ilimitados.

 
 

 Cuántas veces me ayudaron a no deshacerme,

 guerrilleros y palabras tableteadas,

 cuántas razones fulminantes

 para vivir guerrilleando,

 contrabajo rociero,

 en búsqueda del guerrillero redentor,

 esa "conciencia acribillada",

 ese Che multiplicado en cada palabra,

 en cada natural, en cada manoletina tomasista milimetrada,

 en cada bulería de Camarón,

 desgarradamente negra y marmandiana.

 

 

 Jean Ortiz,

a 6 de febrero del 2012, tras una noche dolorida.

 

Extrait du nuevo poemario

 

La transparencia


Me abrasa las noches
tu duende infinito
como toro cegado
que muere sin casta

Abarco las tinieblas
de mis pálidas sábanas
con rabia desbordada
que hiere los minutos

Gimo con el viento
al esbozar tu rostro
en el reboso de mi mortaja
agotando lívido mi hojarasca

Despierto despojado
a tu calor me aferro
cuando zozobran los escalofríos
y solo queda la transparencia

Jean Ortiz